Texto
completo de las palabras del Papa Francisco en el Ángelus (hoy 21 julio 2013)
También
en este domingo continua la lectura del décimo capítulo del evangelista Lucas.
El relato de hoy es aquel de Marta y María. ¿Quiénes son estas dos mujeres?
Marta y María, hermanas de Lázaro, son parientes y fieles discípulas del Señor,
que habitaban en Betania. San Lucas las describe de esta manera: María, a los
pies de Jesús, «escuchaba su palabra», mientras Marta estaba ocupada en muchos
servicios (cfr Lc 10, 39-40). Ambas hospedan al Señor de paso, pero lo hacen de
diversa forma. María se pone a los pies de Jesús, en escucha, Marta en cambio
se deja absorber por los quehaceres, y esta tan ocupada que se dirige a Jesús
diciendo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para
servir? Dile que me ayude» (v. 40). Y Jesús le responde reprendiéndola con
dulzura: «Marta, Marta, tú te afanas y te agitas por muchas cosas, pero de una
cosa sola hay necesidad» (v. 41).
¿Qué
cosa quiere decir Jesús? ¿Cuál es esta cosa sola de la que tenemos necesidad?
Ante todo es importante entender que aquí no se trata de la contraposición
entre dos actitudes: la escucha de la palabra del Señor, la contemplación, y el
servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes opuestas, sino, al
contrario, son ambos dos aspectos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos
que no deben ser jamás separados, sino vividos en profunda unidad y armonía.
Pero entonces ¿porque Marta es reprendida, si bien con dulzura? Porque
considero esencial solo aquello que estaba haciendo, estaba demasiado absorbida
y preocupada por las cosas por “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio
y de caridad no se separan jamás de la fuente principal de cada una de nuestras
acciones: o sea la escucha de la Palabra del Señor, el estar - como María – a
los pies de Jesús, en la actitud del discípulo. Y por esto María es reprendida.
También
en nuestra vida cristiana, queridos hermanos y hermanas, oración y acción estén
siempre profundamente unidas. Una oración que no lleva a la acción concreta
hace al hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, el hermano en dificultad,
es una oración estéril e incompleta. Pero, de la misma manera cuando en el
servicio eclesial se está atento solo al hacer, se da más peso a las cosas, a
las funciones, a las estructuras, y se olvida de la centralidad de Cristo, no
se reserva tiempo para el dialogo con El en la oración, se corre el peligro de
servir a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado. San Benito
resumía el estilo de vida que indicaba a sus monjes en dos palabras: “ora et
labora”, reza y obra. Es de la contemplación, de una fuerte relación de amistad
con el Señor que nace en nosotros la capacidad de vivir y de llevar el amor de
Dios, su misericordia, su ternura hacia los demás. Y también nuestro trabajo
con el hermano, nuestro trabajo de caridad en la obras de misericordia, nos
lleva al Señor, porque miramos al Señor en el hermano y la hermana en
necesidad.
Pidamos
a la Virgen María, Madre de la escucha y del servicio, que nos enseñe a meditar
en nuestro corazón la Palabra de su Hijo, a rezar con fidelidad, para estar
cada vez más concretamente pendientes de las necesidades de los hermanos.
Saludo
con afecto a todos los peregrinos presentes: familias, parroquias,
asociaciones, movimientos y grupos. En particular, saludo a los fieles de
Florencia, Foggia y Villa Castelli, y los monaguillos de Conselve y sus
familiares. Os pido que me acompañéis espiritualmente con la oración en mi
primer viaje Apostólico que comenzaré mañana.
Como
sabéis, iré A Río de Janeiro en Brasil, por la 27 Jornada Mundial de la
Juventud. Confiemos en la intercesión de la Beata Virgen María, muy amada y
venerada en aquel país, esta nueva etapa del gran peregrinaje.
A
todos les deseos un buen domingo y buen almuerzo.
¡Hasta
la vista!
[Jesuita Guillermo Ortiz-RV]
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